POR QUÉ NO COMO CARNE?
(El siguiente artículo se cita integralmente del diario de habla castellana "La Opinión" de Los Ángeles, California; con fecha de 24 de Julio de 1941. El autor no es adventista del séptimo día, y desde luego se ve que no escribe del punto de vista religioso.
Un alto funcionario mexicano cuyo nombre ni viene al caso mencionar ni estoy autorizado para hacerlo, al encontrarme en cierta ocasión me invitó a su oficina para que le contestara una pregunta:
¿Por qué no come usted carne y qué argumentos tiene usted para sostener la eliminación de ese producto de su dieta? Deseo saber si tiene alguna base científica y fundamental su sistema, y cuáles son las teorías que le han inspirado la adaptación de esas prácticas.
Sin preámbulo le contesté que la carne no era un alimento creado por la Naturaleza para el Ser Humano, que era un alimento antinatural y nocivo; porque el ácido úrico, triquina, creatina y toxinas venenosas que contiene, intoxican el organismo, produciendo todas las enfermedades agudas y crónicas. Y agregué que los animales no deben ser sepultados en los estómagos de los Seres Humanos, sino en hornos crematorios o sarcófagos. Que todo ser viviente en el momento de morir, entra en estado de descomposición, por lo que todos los restos de los animales muertos están en ese período, aunque nuestros sentidos atrofiados no perciban los miasmas nauseabundos que despiden. Que todo organismo viviente tiene desechos como las mucosidades, lagañas y otras más asquerosas y difíciles de apreciar, que se eliminan por las axilas, entre los dedos de los pies, el apéndice, las amígdalas y todos los poros del cuerpo. Que esas sustancias de desecho, al morir el animal, quedan en el sitio en que se encontraban en el curso de su eliminación, dándole a la carne, el sabor morboso que produce el deleite de los sarcófagos, que es el verdadero vocablo para designar al que come carne.
Que todo organismo se compone de las sustancias que se emplean en su construcción. El Ser Humano ha sido creado para construirse con frutas, el material más fino y apropiado para su desarrollo evolutivo. El organismo que asimila frutas para su desarrollo, tiene que llegar a un perfeccionamiento muy elevado, en cambio el que asimila restos de animales muertos, se degenera, tomando las características de los animales que le son favoritos a su dieta.
Conozco individuos que gustan extraordinariamente de la carne de cerdo, que la prefieren y la comen a todas horas. Estos individuos toman las características del cerdo en todos los actos de su vida hasta en su aspecto físico. Son bajos, rastreros, prefieren el fango y la inmundicia abominando de la nobleza, el altruismo y la espiritualidad. Los sentimientos bajos y malévolos, se desarrollan en los sarcófagos, en la misma proporción en que prefieren y aumentan el uso de la carne en su alimentación. Los institos de los criminales son fomentados por el uso de la carne, el que se acostumbra a ver matar a los animales, no se espanta ante el sacrificio y asesinato de seres humanos. He allí el origen de la criminalidad y de las guerras. Un gran actor inglés, cuando tenía que desempeñar el papel de un gran déspota, sanguinario implacable, se alimentaba especialmente con carne de cerdo y cuando tenía por el contrario que desempeñar el papel de un magnánimo y noble estadista, comía solamente frutas, y así ocupó en sus representaciones el primer lugar del mundo en su tiempo.
Desde el reciente descubrimiento científico de las vitaminas, no han faltado algunos que sostienen haberlas encontrado y en abundancia, en la carne. ¡Qué sarcasmo! Encontrar vitaminas en un organismo muerto, en los despojos putrefactos de los animales sacrificados para satisfacer la gula de los gastrónomos... es el colmo del cinismo. Es lo mismo nutrirse con tabaco y alcohol, con drogas heroicas, o con las drogas no muy heroicas, pero si muy nocivas que venden en boticas y droguerías, con el propósito de aliviar los efectos intoxicantes de la carne.
No es posible encontrar vitaminas donde no hay vida. Las vitaminas están en las frutas, verduras, legumbres y toda clase de vegetales y cereales, creados por la naturaleza para la alimentación del ser humano. En los despojos de los animales muertos, sólo la muerte se puede encontrar. Es la lucha del hombre contra el cerdo, el primero asesina al segundo con un cuchillo, y éste se venga intoxicando a su verdugo, dándole una muerte lenta, ignominiosa, con variedad inmensa de enfermedades crónicas, precedidas por enfermedades agudas cuyos procesos purificadores son neutralizados o contrarrestados por las drogas con que las combaten los médicos alópatas.
Mi interlocutor me dijo que cómo era que los médicos y hombres de ciencias no solamente usaban la carne en su dieta, sino que la recomendaban, dándoles su jugo a los ancianos que por falta de dientes no podían triturarla y masticarla bien.
Le contesté que en Trofología la humanidad está muy atrasada, que los hombres de ciencia y médicos, después de dejar las aulas, van con las amas de casa y criadas a que les digan lo que han de comer y obedecen ciegamente, comiéndose todo lo que ellas les dicen que es bueno, sin tomar en cuenta sus estudios a ese respecto.
A pesar de todas esta argumentaciones, no parecía quedar muy convencido mi interlocutor, arguyendo que el quería encontrar en mi algún argumento de orden moral de peso, que justificara la fobia que yo manifestaba por la carne. Lo que él quería, en mi concepto, era haber encontrado alguna argumentación estúpida, basada en prácticas religiosas, prejuicios irracionales como los tienen algunos que se dicen vegetarianos; que solamente saben y se preocupan del sacrificio de los animales. Le hice ver que tales vegetarianos, dejan de serlo el día en que se decidían a aceptar la muerte de tales animales y al ver que yo no era de esos, se sintió un tanto incómodo de estar asimilando (aunque con mucha moderación, según lo hizo constar) los despojos de cadáveres de animales, saturados de trichina, creatina, creatinina, ácido úrico y toxinas venenosas, que antes engullía sin ningún remordimiento de conciencia, como le sucederá ahora con los conocimientos mal perguenados y muy rudimentarios que yo le pude proporcionar.
Lo que también le hice saber es que hay enfermedades agudas y crónicas, se desarrollan en los vegetarianos, la décima parte que en los sarcófagos, por lo que les pasan regularmente inadvertidas. A los niños vegetarianos no les dan el sarampión, la viruela, gripes, tos ferina, difteria, y tantas otras enfermedades agudas que tanto diezman a los que no observan dicho sistema de alimentación.
¡Cuando la humanidad sea vegetariana, se acabarán las guerras!
Es interesante notar lo que dicen personas no adventistas sobre el asunto de la alimentación a base de carne.
No somos los únicos en condenarla. En realidad hay miles de personas en América que jamás se alimentan de carne animal, que dejan de hacerlo puramente a base de su salud y no por escrúpulos religiosos.
Imprimimos este artículo como evidencia del punto de vista de otros con relación a la educación en los principios de salud).
DE LOS 40 A LOS 50
DE LOS 40 A LOS 50
De la plenitud a la crisis
A los 50, años más, años menos, 12 hombres y mujeres experimentamos una importante crisis en nuestras vidas. Goethe la llamó la "segunda pubertad". Los cónyuges la viven individualmente, y además afrontan la transformación de la pareja. Una época de cambios cruciales para alcanzar la plenitud de la vida. Porque hay que tener en cuenta que una crisis significa lucha entre tendencias contrarias, pero es siempre una posibilidad de ascender a niveles más elevados de realización personal.
Para encontrar sentido a una etapa de la vida, cualquiera sea, es conveniente mirar la vida en su conjunto.
Cada edad tiene una razón de ser propia que viene preparada por la anterior y que tiende a la próxima. Pero es necesario que realice sus metas y consiga ese tono de satisfacción que permita la tranquilidad de ver que ha sido cumplida y superada. No vale ignorar esa razón y ese tono; pero tampoco es bueno quedarse fijados en ellos sin pasar a la instancia siguiente. Se trata de vivir plenamente la edad que cada uno tiene, y de vivirla de acuerdo con la exigencia ética que cada etapa plantea.
Es preciso advertir que hablaremos aquí de desarrollos promedio. Las sociedades hoy están presentando nuevas complejidades y, sobre todo, el problema de la desocupación, que opera como un factor fuertemente desestabilizador de la vida personal, familiar y social. Por razones de espacio no lo tomaremos en cuenta.
HOMBRES Y MUJERES DE 40
Hombres y mujeres de 40 años convencionalmente, porque esta etapa pudo comenzar alrededor de los 35 para el grupo que hoy tiene 5O- 55, pero viene atrasando un poco al grupo que está alcanzado esa edad, promedian la etapa de la responsabilidad. Caracterizada por la consolidación interior de la persona, por el desarrollo pleno de su carácter, esta etapa los encuentra convertidos en adultos plenos, dispuestos a asumir la experiencia acumulada y nuevas cargas, a exigirse trabajos y esfuerzos sin retaceos.
Es la fase de la fuerza en plenitud, de sentir que el potencial de cada uno está totalmente disponible. Las fuerzas productivas vitales y espirituales se despliegan en los desafíos asumidos, la construcción de una carrera o la afirmación laboral en un oficio o actividad independiente; la inserción en la comunidad, las inquietudes por conocer y relacionarse, la formación de una familia. La confianza en sus posibilidades crece con naturalidad. En muchos casos, las mujeres que postergaron sus carreras por la maternidad toman un nuevo impulso, tratan de recuperar el tiempo perdido o se reciclan.
Si bien se experimenta físicamente que el impulso juvenil ha menguado un poco y ya se descubren los signos inequívocos del paso del tiempo, arrugas y canas, la decisión y el autoconocimiento compensan la pérdida permitiendo sentirse bien, sobre todo los hombres. En las mujeres aparece, aun teniendo buena salud, la evidencia de las consecuencias de la maternidad, el sobrepaso, la pérdida de firmeza en el cuerpo y el temor a la menopausia. Ellas comienzan antes a percibir el desgaste físico.
Mientras ambos van alcanzando la madurez interior, se consolida la familia. Los hijos adolescentes son todo un desafío pero aún necesitan a sus padres. La pareja, en tanto, es posible que haya crecido como tal, o bien haya caído en la rutina, lo que lamentablemente es muy frecuente.
BALÁNCES Y AJUSTES
La experiencia fundamental de los cuarenta se puede definir como "ya estamos viviendo la vida". Con su habitual perspicacia, Péguy dijo que "los cuarenta es esa edad terrible en la que nos convertimos en lo que somos". Pasó el tiempo de la preparación y de la precariedad: ahora vivimos lo que elegimos o lo que pudimos. Pero más dueños de nosotros mismos que nunca, pasamos a ser conformistas o hacedores de los cambios que hacen falta.
Es tiempo de un balance: si miramos con resentimiento el pasado, o si no queremos ni acordarnos de él, es posible que nos pese como un lastre. Si nuestra mirada es nostálgica y sentimos que perdimos lo mejor que hubo en nuestra vida, lo probable es que no podamos seguir creciendo. Si, en cambio, podemos mirar serenamente el pasado, agradecer lo bueno recibido, perdonar los males sufridos, arrepentirnos de los errores, valorizar lo positivo, es muy probable que tengamos la inspiración y la energía para seguir adelante.
Si el balance nos muestra que hay que hacer cambios importantes, es hora de hacerlos: ahora podemos. Es frecuente que cierto envión de la primera juventud haya alcanzado hasta este momento, pero quizá sea necesario renovar los objetivos para no quedarse con un triunfo vacío y sin sentido. En el plano personal, es bueno mirar con ojos realistas nuestro exterior y nuestro interior. En cuanto al aspecto externo, asumir la edad y elegir ropa adecuada, sin querer vestir como nuestros hijos e hijas y sin avejentarnos con ropa severa, ayuda a nuestro ánimo y autoestima, como así también mantener el buen estado físico con ejercicios y dietas apropiadas. Informarse y acudir a consultas preventivas ayudan a preparar los cambios que vienen.
Y en lo interior, es bueno revisar cuánto hemos alcanzado en la consolidación del carácter, en ese proceso de abrirnos paso "desde la inmediatez del impulso y el fluir de los sentimientos, hasta lo que tiene valor y permanencia", como dice Romano Guardini. Esto es lo que nos hace sólidos y confiables ante los demás y ante nosotros mismos.
ARRIBAR A LOS 50
Aquí se presenta la crisis "por la experiencia del límite", la edad del segundo nacimiento, como la llama Jean Guitton. En el hombre el cambio se anuncia con un sentimiento ambivalente de experimentar la plenitud del cuerpo por el autodominio y economía de las propias fuerzas, el control de la inquietud, la sensación de libertad y las primeras percepciones de estar llegando a un límite. Es la edad de las fuertes pasiones viriles, del "demonio que ronda al mediodía".
Los sentimientos podrán tener su continuidad, como la tarea de construirse a sí mismo, pero el hombre experimenta la sensación de que su obra, en lo fundamental, ya está hecha. Entonces quiere apurar los tiempos, "llegar", dar su fruto antes de que se pase el cuarto de hora, de que las fuerzas fallen y los más jóvenes le disputen su lugar. El hombre que ha conseguido puestos de poder y de prestigio, ya sea en una empresa, universidad, institución o en la propia comunidad, se complace en ejercerlos, experimentando goces muy fuertes en este campo.
Al mismo tiempo va creciendo en él la percepción de que hay un exceso en el trabajo y en las responsabilidades. La vida profesional o laboral se le presenta exigente; le da la impresión de que para sostenerla comienza ya a gastar el capital; que no hay renovación de sus recursos personales, que no hay novedad ni ilusión porque ya conoce cómo son las cosas, cómo se triunfa, cómo se fracasa, cómo es la competencia, la mezquindad y la traición. Esa impresión de que todo es conocido va generando la rutina; luego, el hastío. La vida parece prometer menos; el corazón confía menos.
La crisis masculina puede presentarse como esa frecuente rebeldía de los de cincuenta: huida hacia adelante por el juego u otros riesgos, por una empresa ilusoria o por una pasión hacia una mujer mucho más joven, con abandono del hogar. Si se la sabe enfrentar, se puede alcanzar esa nueva etapa, la del "hombre serenado", en la que el carácter se afirma por la decisión de permanecer fiel a sus propios objetivos de vida, a su trabajo, a su familia.
LA MUJER DEL MERIDIANO
Para la mujer, el cambio físico es pronunciado: la menopausia es el fin de la capacidad de procrear y el comienzo de la "desfeminización" del cuerpo. Los cambios, ahora eficientemente controlados por la medicina, cuando la mujer acude puntual y confiadamente a ella, son más difíciles por el temor que por lo que realmente ocurre. El temor a perder al esposo puede perturbaría.
También ella experimenta "el demonio del mediodía" con el despertar de una segunda sensualidad que la apremia como si quisiera aprovechar el tiempo antes de perder toda posibilidad, o como si dejara escapar ese genio que mantuvo oculto en la trastienda. Es posible un enamoramiento de alguien próximo, y es posible que lo revista de afecto ambiguamente maternal. Puede ocurrir que se lance a probar regímenes, tratamientos, cosmética y cualquier recurso que le permita sentirse todavía bella.
Para el hombre y la mujer, es crucial el concepto que hayan elaborado sobre la belleza. No se trata de centrarlo todo en un rostro hermoso y terso, o en unas curvas atractivas. La belleza no es singular sino plural: hay bellezas acordes con cada edad. Pero la belleza verdadera es la que viene de adentro, de la armonía y la bondad que pueden hacerse ternura.
EL AMOR, A LOS 50
En el amor de la pareja se experimentan, sin duda, grandes cambios. No sólo median los cambios fisiol6gicos y psicológicos en ambos, sino también el tiempo de la familia: los hijos ya no necesitan de sus padres, con frecuencia ya se fueron de casa. Por otra parte, los respectivos padres ya no están: ellos son los primeros en la vida, los mayores.
La etapa que se inicia está signada por una mayor seriedad, por una gravedad marcada por la dirección del amor que se hace más oblativo, más desinteresado y a la vez más responsable respecto a la transmisión de la herencia.
Sería un error mantener el ideal, como fue en otros tiempos, de una supervivencia del matrimonio como dos existencias yuxtapuestas que han dado por cumplidos sus deberes mutuos de carne y corazón, como dice Guitton, y que en adelante se ocupan por separado de sus obras santas. Eso no resuelve la crisis de los 50: la ignora y la margina. Por el contrario, la dualidad de la crisis es la oportunidad para que juntos reelaboren un nuevo camino, para que cada uno sea él mismo respetando al, otro, pero para que ambos se sigan ayudando en esa difícil tarea de ser una persona que pase por el mundo dejando amor.
Riesgos de la Carne de Cerdo
Por E. A. Widmer
Cualquiera diría que el sentido común alcanza para percatarse de que la carne de cerdo es nociva para la salud. El modo en que se alimenta este animal es razón más que suficiente para suponer que su carne está contaminada. Sin embargo, la carne de cerdo sigue formando parte de la dieta de millones de personas.
Hay muchas personas que evitan comer carne de cerdo fundamentadas en la Biblia: "De la carne del cerdo no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los tendréis por inmundo" (Levítico 11: 7, 8). Para quienes siguen los dictados bíblicos, esta prohibición se estableció por razones de salud y no meramente comol una ley ceremonia que pertenecía exclusivamente a la dispensación judía. Esta perspectiva considera que el cuerpo humano es templo de Dios (véase 1 Corintios 6: 19), razón suficiente como para intentar conservarlo sano.
Los resultados de la investigación en los años recientes pueden ayudarnos a comprender la sabiduría bíblica en esta prescripción alimentaria. El consumo de la carne de cerdo está asociado con las enfermedades coronarias, el cáncer y ciertas enfermedades transmisibles.
Los cerdos se destacan por ser hospedadores de la ascáride, una triquina intestinal (Trichinelli spiralis) que desencadena la triquinosis, enfermedad cuyos síntomas a menudo son confundidos con los producidos por cierto virus intestinal, o por los de dolencias como la neumonía o el reumatismo.
El cerdo y los productos derivados de él no son los únicos medios por lo que el hombre se puede infectar de triquinosis. También se ha informado de epidemias ocasionadas por el consumo de carne de caballo, de oso, de morsa y de otros mamíferos marinos, pero el cerdo sigue siendo el causante principal de este problema en la mayoría de las culturas. Como las únicas vías de transmisión son el consumo de carne de cerdo y otros tipos de carne, los vegetarianos y los lacto-ovo-vegetarianos no están expuestos a esta enfermedad.
El número de casos humanos de triquinosis disminuyó notablemente en los Estados Unidos en el transcurso de las 2 ó 3 décadas pasadas. Aparentemente, esta disminución obedece a la promulgación y aplicación de leyes que prohíben alimentar a los cerdos con desperdicios crudos, al procesamiento y congelamiento de los productos porcinos para su comercialización, y a las precauciones que han tomado los consumidores con respecto a la forma de cocinar la carne de cerdo.
La disminución de los casos informados de triquinosis en seres humanos, en los Estados Unidos, coincide con una reducción similar en el número de casos de cerdos contaminados en el mismo país; sin embargo, esta enfermedad transmisible no está controlada. Se considera que 1 millón y medio de norteamericanos son portadores de triquinas que viven alojadas en sus músculos. Anualmente se desarrollan entre 150.000 y 300.000 nuevos casos. Las epidemias han llegado a ser más comunes entre los refugiados sudasiáticos y otros, quienes obtuvieron la carne porcina directamente en las granjas y no la cocinaron adecuadamente. También son una fuente de infección los alimentos preparados mediante procedimientos que no fueron supervisados e inspeccionados por los organismos bromatológicos oficiales.
¿Significa acaso esta disminución que la prohibición bíblica puede ser ignorada sin riesgo en la actualidad? Esta posición podría justificarse si la triquinosis también estuviera disminuyendo en otros países, o si la triquinosis fuera la única enfermedad transmitida al hombre a través del consumo de la carne de cerdo. Pero, aunque los Estados Unidos y Europa tienen los niveles de consumo más elevados, las infecciones de triquina no se limitan a Norteamérica y, además, la triquinosis no es la única enfermedad que transmite el cerdo (véase el recuadro).
Casos de triquinosis humana y animal se han informado desde Centroamérica, Sudamérica, Africa, Asia y Europa (no se han informado casos de infección con este parásito en Australia ni en ciertas islas del Pacífico Sur). El número de casos humanos varía de un país a otro, y la información exacta acerca de su incidencia es difícil de obtener.
LA TOXOPLASMOSIS
En los Estados Unidos, la reducción en el riesgo de contraer triquinosis parece compensada por un incremento en el riesgo de la toxoplasmosis. La causa de esta enfermedad es un organismo unicelular, el Toxoplasma gondii, que suele hospedarse en los organismos de los animales salvajes, y aun en los animales domésticos, en las mascotas y en los cerdos.
Las personas se contagian de toxoplasmosis al consumir microorganismos enquistados en los alimentos, en el agua, o en el polvo contaminado por las heces de los gatos. También se absorben estas microestructuras al consumir leche cruda de cabra y al comer carne vacuna, ovina o porcina cruda o mal cocinada.
Los investigadores han consignado que es posible incluso el contagio intrauterino y prenatal por el riesgo de que un microorganismo contaminante atraviese la placenta. Las infecciones en las madres gestantes durante los primeros meses de embarazo pueden provocar la muerte fetal o graves anormalidades, incluso la hidrocefalia, la microcefalia y el agrandamiento del hígado y del bazo. Pero, durante las etapas avanzadas del embarazo, estas infecciones resultan en manifestaciones clínicas menos graves.
Este mal se manifiesta como una enfermedad general que afecta la totalidad del cuerpo, con un grado de infección primario o inicial generalmente asintomático; sin embargo, la enfermedad aguda puede manifestarse con fiebre, con la ampliación de los nódulos linfáticos, y un elevado número de linfocitos en la sangre. Otros síntomas clínicos incluyen: dolor de cabeza inflamación del músculo cardíaco, dolores musculares y pneumonía. Las infecciones latentes pueden reactivarse si la persona no es capaz de resistir o de vencer la infección, como en el caso del SIDA. Aun sin llegar a un nivel de complicación como el virus transmisor del SIDA, la terapia farmacológica tiene dificultades y la consecuencia puede ser fatal, pues el desarrollo de una vacuna adecuada todavía está en su etapa experimental. Además, el predominio de los anticuerpos contra el Toxoplasma gondii varía con la edad, con la ubicación geográfica y con la ocupación.
Los científicos encontraron recientemente Toxoplasma gondii en determinados cortes comerciales de carne porcina. Según este informe, 1 de cada 3 cerdos y 1 de cada 10 corderos puede estar infectado con este parásito. La mejor prevención es cocinar la carne hasta que la temperatura alcance en su interior no menos de 70 grados. Puesto que el riesgo de la triquinosis está menguando, podría ocurrir que los consumidores comiencen a consumir carnes que no estén bien cocinadas y aumentar así el riesgo de contraer una infección de toxoplasmosis.
LA SALMONELLA
Se cree que la salmonella es una de las enfermedades más generalizadas de los Estados Unidos, responsable de infectar a casi 2 millones de personas cada año. Las personas generalmente se infectan con la salmonella al consumir alimentos contaminados. Muchos animales domésticos son portadores de la bacteria y también es común la contaminación de la carne en el proceso de sacrificar a un animal. A menudo se alimenta a los animales domésticos con alimentos infectados con salmonella y, de este modo, se difunde el problema. Prácticamente el 50% de la carne cruda comprada en los mercados o en las carnicerías está contaminada con salmonella.
Los estudios demostraron que una persona es susceptible a esta infección cuando está bajo tratamiento con antibióticos. Se considera que los antibióticos destruyen la bacteria intestinal que normalmente inhibe el crecimiento de la salmonella.
Al igual que la toxoplasmosis, la salmonella fácilmente puede transferirse por contacto. La preparación de otros alimentos sobre un mostrador que ha sido utilizado para preparar carne infectada puede contaminarlos aunque no estén preparados a base de carne. Por lo tanto, para que no se difunda la salmonella es necesario lavarse las manos luego de manipular un corte de carne.
LA TENIA (gusano)
La tenia es otro de los problemas inherentes al consumo de carne porcina. La tenia adulta de un cerdo puede alcanzar una longitud de 3 m y puede vivir durante varias décadas en el intestino. Este gusano puede llegar a tener unos mil segmentos, cada uno con un útero capaz de producir huevos que pueden infectar a los seres humanos y a los cerdos a través del proceso de contaminación fecal-oral, o por el transporte de los huevos desde el intestino al estómago. En cada uno de los casos, el embrión penetra la pared estomacal, ingresa en la sangre, y es transportado a todo el cuerpo. El embrión forma pequeños quistes, y éstos se desarrollan en bolsas larvarias (en su estado inmaduro) en los músculos, en los órganos internos, en los ojos y en el cerebro. Si se difunde la infección, puede desarrollar síntomas parecidos a los de un tumor cerebral, de la epilepsia, y de otros desórdenes neurológicos.
Las personas se pueden infectar de tenias adultas al servirse alimentos de carne porcina insuficientemente cocida e infectada con bolsas larvarias. Una vez que está alojada en el tracto intestinal, la tenia se desarrolla hasta alcanzar su forma adulta.
La alimentación a base de carne porcina puede someter al individuo a un estado de fiebre alternada. Esta enfermedad de origen bacteriano se transmite generalmente por la leche sin pasteurizar de vacas o cabras infectadas, pero también puede ser transferida al ser humano por el contacto directo con los tejidos infectados de cualquier animal contaminado, incluido el cerdo.
LAS ENFERMEDADES CRÓNICAS
La carne de cerdo no sólo constituye a la difusión de las enfermedades transmisibles, sino también al desarrollo de enfermedades crónicas como las cardiocoronarias, los infartos y el cáncer.
La aparición y la gravedad de las enfermedades coronarlas se incrementan con el aumento del colesterol de la dicta, a causa de una dieta a base de grasas, especialmente las saturadas. El cerdo contiene sólo una cantidad moderada de colesterol, pero es una fuente importante de grasa. Hasta el corte más pequeño de carne porcina deriva más de un 34% de sus calorías de las grasas, y la mayoría de los productos porcinos derivan entre el 50% y el 75% de sus calorías de las grasas. Por tener un elevado nivel de grasas saturadas, el cerdo contribuye al aumento de la producción de colesterol. Esto a su vez aumenta los niveles de colesterol en la sangre, tan fuertemente conectados con las enfermedades coronarlas y los ataques cardíacos. Para agravar el problema, muchos productos derivados del cerdo contienen un nivel elevado de sodio, un factor importante en el incremento de la tensión arterial, que también es tanto un factor de riesgo para contraer enfermedades coronarlas como para padecer un ataque cardíaco.
La carne de cerdo también está relacionada con el cáncer de mama, el cáncer de próstata y el cáncer de colon. El índice de mortalidad por cáncer mama es directamente proporcional al incremento del consumo de carne de cerdo. El cáncer de próstata está asociado a la dieta abundante en grasas, tanto grasas saturadas como de origen animal. Los estudios de la incidencia de cáncer demuestran que contraen esta enfermedad los que consumen harinas refinadas, carnes (especialmente porcina) y tienen un bajo consumo de alimentos ricos en fibras.
Es interesante notar que la prohibición de Levítico 11:8 tenía un doble aspecto. Los israelitas no sólo debían abstenerse de consumir cerdo sino que también debían evitar el contacto directo con los cadáveres de esos animales. Una de las medidas preventivas recomendadas para controlar las infecciones es lavarse bien las manos luego de manipular carne cruda. El contacto directo con ella, prohibido por el libro de Levítico, es uno de los factores de transmisión de la enfermedad.
El Baile y el joven cristiano
¿QUÉ PODEMOS DECIR DEL BAILE COMO RECREACIÓN PARA LOS CRISTIANOS?
Si los amigos del cristiano son también cristianos –y no otros debieran ser sus amigos íntimos-, se gozarían solamente en aquellas cosas que Cristo podría compartir. ¿Podrías invitarlo a un baile? ¿Puedes imaginar al Señor Jesús bailando los modernos bailes sociales? El ritmo –es decir, el movimiento organizado- no es en sí mismo pecado; porque todos los movimientos de la creación son rítmicos. Pero el ritmo y la música del baile de hombres y mujeres juntos tiene solamente un propósito, la complacencia de las pasiones sensuales. Esto lo niegan siempre con vehemencia los proponentes del baile. Pero su negación con frecuencia es hipócrita, como bien puede probarse. ¿Podría alguien pasar por todo el esfuerzo físico y emocional del baile sin el estímulo del compañero? En seguida alguien dirá que ello ocurre también en la danza clásica, la danza en grupo o las danzas interpretativas. Pero en ella el auditorio es el estimulado y el que estimula, y los efectos sensuales pueden ser mentales. La Biblia enseña claramente que la impureza es cosa de los pensamientos. ¿Pueden los pensamientos ser puros en la atmósfera de una sala de baile?
De nuevo alguien dirá: "Limítese el baile solamente al hogar". Pero aquí, como cuando se bebe y se juega en el hogar, hay tan solo un paso del hogar al infierno. El joven que ha aprendido a bailar en el hogar es arrojado en el mundo sin armadura moral. ¿Conduce el baile a la santidad? ¿Puede el cristiano orar mientras baila? ¿Puede el Espíritu Santo morar en el corazón mientras el cuerpo se mece al son de una rumba u otra música "tropical"? La misma pregunta nos da la respuesta.
Puede que preguntes en cuanto a la danza que aparece en la Biblia. No son muchos los textos que la mencionan. De éstos Éxodo 15:20; Jueces 11:34; 21:2, 23; 1 Samuel 18:6; 21:11; 29:5; Jeremías 31:4 se refieren a jóvenes, niñas y mujeres, que danzaban solas, puramente como expresión de gozo. Los siguientes versículos mencionan también a niños y hombres que bailaban solos para manifestar su alegría: 2 Samuel 6:14, 16; 1 Crónicas 15:29; Job 21:11; Mateo 11:17; Lucas 7:32. En los siguientes versículos la danza, sin mecionar quien la empleó, se practicaba únicamente como un símbolo de gozo: 1 Samuel 30:16; Salmo 30:11; Lamentaciones 5:15; Lucas 15:25. Los siguientes textos son ejemplos de danzas de ebrios e inmorales: Éxodo 32:19 (compárense los versículos 6, 25); Mateo 14:6; Marcos 6:22. En Jeremías 31:13 se menciona a hombres y mujeres danzando, pero separadamente.
Esto nos deja únicamente Salmo 149:3 y 150:4 y Eclesiastés 3:4 que sancionan claramente la danza. Se nos dice: "¡Alaben su nombre con danzas!" y "¡Alabadle con pandero y danzas!" Estos textos inducen a algunas iglesias a realizar danzas religiosas de hombres y mujeres. Pero revelan su ignorancia tanto del lenguaje bíblico como de las antiguas costumbres de culto. Notarán que cuando los israelitas alababan a Dios en la danza, lo hacían las mujeres solas. (Éxodo 15:20; véanse también los textos citados en Jueces y Jeremías 31:13). También notemos que en la Versión de Valera, los versículos de los Salmos 149 y 150 dicen "corro" y "flauta", un instrumento músico. De manera que estos versículos no sancionan en manera alguna la danza moderna como medio de adorar y honrar a Dios.
En los servicios religiosos donde la palabra "danza" no proviene de un instrumento musical, indica lo que hoy día llamaríamos una procesión religiosa, en la cual la nación entera toma parte, con música y cantos, en una marcha triunfal hacia el templo de la ciudad de Jerusalén, acompañada a menudo por el arca sagrada. Tal era la danza que David encabezaba cuando "David danzaba con todas sus fuerzas delante de Jehová", cuando el arca fue llevada de su exilio en la casa de Obed-edom hasta el tabernáculo preparado para ella en la recientemente constituída capital en Jerusalén. Tal "danza" religiosa no tiene nada que ver con la danza moderna. Quizás si nos abstuviéramos de los bailes del mundo, podríamos tener parte en aquella "danza" que constituirá la procesión triunfal de los redimidos hacia la Nueva Jerusalén.
"Las teorías y especulaciones humanas nunca conducirán a una comprensión de la Palabra de Dios. Aquellos que suponen que entienden de filosofía piensan que sus explicaciones son necesarias para abrir los tesoros del conocimiento e impedir que las herejías se introduzcan en la iglesia. Pero son estas explicaciones las que han introducido falsas teorías y herejías... Esta es la obra que muchos hacen en nuestra época".
Lecciones Prácticas del Gran Maestro, pág. 100.Trucos de cocina
Trucos de cocina
Como quitar los malos olores de tu refrigerador Cada vez que lo limpies, hazlo con agua y bicarbonato. Y si tienes un salero de esos que ya estás harto de verlo, llénalo de bicarbonato y ponlo en el frigorífico y adios malos olores. Cómo hacer que los sabores de las verduras fritas sean más suaves Si va a freír verduras (espárragos, col, etc.), cueza primero las verduras durante un par de minutos. Les quitará el sabor a "hierba". Luego, escurralas y fríalas. Sugerencias de lo que nunca debe hacerse en la cocina · Nunca se debe guardar una cebolla partida o picada pues esta verdura se oxida rápidamente y es altamente indigesta. · Al hornear alimentos, en lugar de abrir y cerrar la puerta repetidamente, utilice un reloj para medir el tiempo. Cada vez que se abre el horno se escapa calor y aumenta la cantidad de energía requerida para cocer alimentos. · Cuando quiera aumentar una receta, nunca duplique la sal, la pimienta y el resto de los condimentos en la receta original. Use la cantidad que le piden, después puede sazonar al gusto. · Nunca sazone con sal y especias los alimentos que congele, ya que el frío intensifica los sabores, sazone únicamente cuando los vaya a consumir. · Las papas se deben guardar en un lugar oscuro, fresco con buena ventilación y seco. Nunca se deben conservar en bolsas plásticas. · Nunca vuelva a congelar un alimento que ya ha descongelado. · Nunca sofría los ajos enteros. Tritúrelos para mejorar el sabor de los alimentos y facilitar la digestión.