El vestido de boda
El vestido de boda
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"Cuando el rey entró a ver a los convidados, vio allí a un hombre sin vestido de boda. Y le dijo: Amigo ¿ cómo entraste aquí sin vestido de boda?
'Pero él cerró la boca" Mateo 22:11, 12.
En esta ocasión Jesús presentó la parábola de la fiesta de bodas. Los judíos aplicaban el simbolismo de la fiesta de bodas al gozo del reino mesiánico. Tres invitaciones se hicieron a la gente para que asistiera al banquete. La invitación original a los judíos (la primera de la parábola) vino a través de los profetas del Antiguo Testamento. Juan el Bautista extendió la segunda a Israel, luego Jesús, y eventualmente los discípulos después de la crucifixión y resurrección de Cristo. Los invitados ni siquiera se molestaron en presentar excusas por no asistir. El tercer llamado de la parábola incluía a los gentiles. Dios quería que los más apartados del camino de la vida tuvieran la posibilidad de unirse a su pueblo.
El Rey (Dios) entró al salón del banquete lleno de invitados, para determinar quién podría asistir. "En un sentido especial [este acto] representa la obra del juicio investigador". Los únicos que tienen derecho a quedar adentro son los que se han puesto el vestido de bodas. "El vestido de boda de la parábola representa el carácter puro y sin mancha que poseerán los verdaderos seguidores de Cristo". A todos los que reciben a Cristo como su Salvador personal, Dios les imputa la justicia y el carácter del Señor. "Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia".
"El hombre que vino a la fiesta sin vestido de bodas representa la condición de muchos de los habitantes de nuestro mundo actual. Profesan ser cristianos, y reclaman las bendiciones y privilegios del Evangelio; no obstante no sienten la necesidad de una transformación del carácter. jamás han sentido verdadero arrepentimiento por el pecado. No se dan cuenta de su necesidad de Cristo y de ejercer fe en él... Piensan, sin embargo, que son bastante buenos por sí mismos, y confían en sus propios méritos en lugar de esperar en Cristo".
"No habrá un tiempo de gracia futuro en el cual prepararse para la eternidad. En esta vida hemos de vestirnos con el manto de la justicia de Cristo. Esta es nuestra única oportunidad de formar caracteres para el hogar que Cristo ha preparado para los que obedecen sus mandamientos".
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