Había un huerto
Monday, May 11, 2009 at 9:40AM
Había un huerto
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Después de esta oración, Jesús pasó con sus discípulos al otro lado del Torrente de Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí. Juan 18:1.
"En compañía de sus discípulos, el Salvador se encaminó lentamente hacia el huerto de Getsemaní. La luna de Pascua, ancha y llena, resplandecía desde un cielo sin nubes. La ciudad de cabañas para los peregrinos estaba sumida en el silencio. Jesús había estado conversando fervientemente con sus discípulos e instruyéndolos; pero al acercarse a Getsemaní se fue sumiendo en un extraño silencio. Con frecuencia, había visitado este lugar para meditar y orar; pero nunca con un corazón tan lleno de tristeza como esta noche de su última agonía". El Getsemaní tomó su nombre de los huertos de olivos que cubrían el monte de las Olivas. El nombre significaba "prensa de olivas" en Arameo, y abajo en la ladera occidental del monte había un huerto.
Al llegar, Jesús dejó a ocho de los discípulos a la entrada del portón. Llevando a Pedro, Santiago y Juan, Jesús se internó en el huerto, hasta un lugar más apartado. Ellos habían contemplado la gloria de Cristo en el monte de la transfiguración y ahora, en su terrible lucha, Cristo deseaba su presencia inmediata. Con frecuencia habían pasado la noche con él en ese retiro. En esas ocasiones, después de unos momentos de vigilia y oración, se dormían apaciblemente a corta distancia de su Maestro. Pero ahora deseaba que ellos pasaran la noche con él en oración. "Quedaos aquí, y velad conmigo", les rogó.
"Fue a corta distancia de ellos -no tan lejos que no pudiesen verle y oírle- y cayó postrado en el suelo. Sentía que el pecado le estaba separando de su Padre. La sima era tan ancha, negra y profunda que su espíritu se estremecía ante ella. No debía ejercer su poder divino para escapar de esa agonía. Como hombre, debía soportar la ira de Dios contra la transgresión". "Está tentado a temer que quedará para siempre privado del amor de su Padre. Sintiendo cuán terrible es la ira de Dios contra la transgresión, exclama: 'Mi alma está muy triste, hasta la muerte".
Algo del peso de la culpabilidad que sufrió Jesús vino de ti y de mí No debería pasar un día que no le agradezcamos. Cuando nos sintamos oprimidos por el dolor y el sufrimiento, debemos ir al oscuro Getsemaní y contemplar de nuevo a nuestro Salvador ¡Regocíjate! Te amó tanto que sufrió por ti.
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