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Annette Rojas Para mi fortuna, el camino me trajo aquí a pesar de la rutina y de la cotidianeidad, concluyo que la mejor herramienta de trabajo es el corazón. Utópico tal vez, pero cierto sin duda. Poco más grande que el puño de la mano, el corazón es el principal músculo de nuestra anatomía. De tanto en tanto, la sangre nutre el cuerpo, llevando las alegrías, las preocupaciones y las emociones hasta el último rincón. Sin restar meritos al cerebro, el ritmo- ya no del palpitar sino de las satisfacciones- se siente en el corazón. Por eso invito a todos mis compañeros del mundo a que disfrutemos de la vida, quienes integramos la sociedad podemos ayudar a nuestros conocidos a alcanzar sus deseos. Decimos la verdad cuando afirmamos que somos orientadores. No sólo se refiere a los asuntos materiales, sino al legado personal, profesional y espiritual de todos lo que en este mundo cohabitamos.