Otro consolador
Monday, May 11, 2009 at 9:41AM
Otro consolador
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"Y yo rogaré al Padre, para que os dé otro Ayudador (otro Consolador), que esté con vosotros siempre". Juan 1 4:1 6
En esa última noche con sus discípulos, Jesús les prometió que enviaría a otro que estaría con ellos para siempre. La palabra que usó fue "parakletos" o Consolador. Literalmente traducido, quiere decir, "uno llamado al lado". Jesús había sido Consolador y Amigo para los discípulos durante su estada en la tierra y ahora, les haría un regalo. Siete semanas, o 50 días, después de esta pascua, los discípulos se juntarían a celebrar la "fiesta de las semanas" o Pentecostés. En ese tiempo, el Espíritu Santo descendería con gran poder (Hech. 2:1-4), y ellos con todo fervor proclamarían el Evangelio de Cristo Jesús.
El Espíritu haría mucho más que consolar a los discípulos. También sería Maestro, enseñándoles (Juan14:26) y ayudándoles a recordar las enseñanzas que Jesús les había dado. Las parábolas se harían más claras. El ministerio de Cristo a la humanidad, y sus palabras, tomarían un significado más profundo. El Espíritu testificaría de Cristo (Juan 15:26) y convencer "al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Juan 16:8). Convencería a la humanidad de su necesidad de salvación, y que la única forma de obtenerla es por medio del sacrificio de Cristo. Al guiar a la gente a toda la verdad y al mostrarnos lo por venir (Juan 16:13), el Espíritu glorificaría a Cristo (Juan 16:14) iluminando el plan de salvación. Cristo no podría haberles dado a sus seguidores un mejor regalo.
"Antes de esto, el Espíritu había estado en el mundo; desde el mismo principio de la obra de redención había estado moviendo los corazones humanos. Pero mientras Cristo estaba en la tierra, los discípulos no habían deseado otro ayudador. Y antes de verse privados de su presencia no sentirían su necesidad del Espíritu, pero entonces vendría. El Espíritu Santo es el representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu como su sucesor en la tierra. Nadie podría entonces tener ventaja por su situación o su contacto personal con Cristo. Por el Espíritu, el Salvador sería accesible a todos. En este sentido, estaría más cerca de ellos que si no hubiese ascendido a lo alto".
Su promesa es también para los discípulos futuros: 'Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que este con vosotros para siempre".
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