EL VIGILANTE
EL VIGILANTE
Hoy les traigo un mensaje un poco fuerte. Les digo que es un mensaje fuerte porque hoy estaremos analizando nuestro papel como Cristianos. Antes de pasar a la lectura de la palabra que estaremos utilizando en el día de hoy quiero hacerles una pregunta. ¿Has recibido alguna vez un mensaje que no te ha agradado? Analicemos nuestro pasado y busquemos en nuestro presente, hagamos memoria para ver si esto ha acontecido en nuestras vidas. Les hago esta pregunta porque existen numerosas personas que al recibir un mensaje fuerte, pues lo primero que hacen es enfadarse y no miran mas aya del mensaje que recibieron. Personas que por causa de la carne, que por causa de los primeros instintos pasan a un estado de rebeldía y desobediencia. Con esto en mente busquemos en la Palabra de Dios para ver ¿por qué? permite Dios que nos lleguen mensajes que nos enfadan.
Ezequiel 3:16-21 - Y aconteció que...
Analicemos esta palabra "atalaya." ¿Que quiere decir esto? Para poder comprender el significado de esta palabra tendremos que transportar nos al pasado por un breve momento. Como hemos discutidos en otras ocasiones, las ciudades de antigüedad eran muy diferentes a las ciudades de hoy en día. Hoy podemos ver muchas ciudades con numerosos habitantes, pero en ese entonces las ciudades eran pequeñas en comparación. Por supuesto en ese entonces tampoco existían todas las protecciones que nosotros tenemos ahora, así que de la única manera que un gobernador podía proteger a sus habitantes era de construir paredes alrededor de la ciudad. Paredes y portones fuertes que podían detener un ataque. Lo normal no era que los portones estuvieran cerrados sino se mantenían abiertos para que los habitantes y visitantes pudiesen entrar y salir libremente. Pero estos portones eran cerrados para prevenir que el enemigo pudiese tomar la ciudad siempre y cuando existiera una advertencia. Ellos podían proteger la ciudad siempre y cuando no fuesen sorprendidos, porque en realidad esta era la única manera de tomar una ciudad fácilmente. Es aquí donde entra el papel del atalaya. El atalaya era la persona o personas responsables para que esto no sucediera, era las persona responsable para que una ciudad no fuese tomada por sorpresa. Estamos hablando acerca de personas que tenían, en mi opinión, el trabajo más importante en toda la ciudad.
El atalaya no se podía quedar dormido, no podía desatender su posta en ningún momento. El tenia que mantener sus ojos abiertos en todo momento buscando en la distancia señales que pudiesen indicar el peligro de una invasión. Entonces, al ver alguna señal que indicara peligro, su deber era de sonar una trompeta de alarma para que los portones pudiesen ser cerrados y que los soldados subieran en la murallas para defender la ciudad. Esto era en sí el trabajo del atalaya, el vigilar y advertir. Con esto en mente continuemos.
¿Cómo se aplica esto a nuestras vidas en el día de hoy? Aquí vemos que Ezequiel recibió una gran responsabilidad, él fue llamado a ser no el atalaya de una ciudad, sino el atalaya de la nación de Israel. El fue llamado a que les llevara Su mensaje a ellos, a todos aquellos que se habían rebelado en contra de Dios, a todos aquellos que vivían en pecado. Y les digo que su misión no fue nada fácil, les digo que no fue nada fácil porque el no les llevaba mensajes que alentaban, él no les llevaba mensajes que eran popular. El les llevaba mensajes y palabra fuertes de
Dios. Les pregunto, ¿es esto muy diferente a nosotros hoy?
Cuando hacemos un examen de las condiciones en la cual el mundo se encuentra hoy en día podremos encontrar numerosas personas que se han rebelado en contra de Dios. Podremos encontrar numerosos ejemplos de personas creyentes y no creyentes que se encuentran haciendo no la voluntad de Dios sino la voluntad de la carne. Personas que han dejado que el enemigo entre en su vida lentamente y por sorpresa.
¿Por que les digo esto? Se los digo porque si al recibir un mensaje sentimos que se nos esta regañando, quiero que nos demos cuenta que no es el hombre haciéndolo sino Dios con Su poderosa palabra. Pero también debemos de tener mucho cuidado en estas ocasiones. Les digo esto porque es en esos momentos es que el papel del atalaya, el papel de todo Cristiano fiel es desarrollado. Les digo esto porque el enemigo trata de entrar en nuestras vidas de muchas diferentes maneras. Como hemos visto, el papel del atalaya es de vigilar en todo momento, es el estar atento y de sonar la trompeta al ver una señal de un ataque eminente. Les digo esto porque nosotros tenemos que cuidar celosamente las bendiciones que Dios nos ha dado. Tenemos que mantener nuestra mirada en las cosas de Dios y abandonar las cosas de este mundo.
Aquí vemos que Dios se refirió a Ezequiel como "Hijo de hombre." Fíjense bien la importancia que tiene esto aquí. Dios pudo escoger a un ángel o a legiones de ángeles, pero no lo hizo así. Dios escogió a un simple hombre, El nos ha escogido a nosotros. Todos nosotros fuimos llamados a su servicio. Todos nosotros que hemos decidido servirle fuimos escogidos y llamados a ser los atalayas de este mundo. No siempre llevamos un mensaje popular, no siempre llevamos un mensaje que agrada a las personas, sino llevamos el mensaje que Dios quiere que demos. Es nuestra responsabilidad de llevar la verdad donde existe la mentira, es nuestra responsabilidad de llevar la luz a las tinieblas.
En otras palabras lo que nos esta diciendo es que si nosotros vemos algo mal, si nosotros vemos cosas que sabemos son en contra de la voluntad de Dios y no hacemos algo para corregirlo, o al menos demostrarle a la persona que lo que está haciendo está mal hecho, pues entonces seremos culpado de su sangre. Por esto todo predicador o ministro de la Palabra tiene que llevar el mensaje que Dios a puesto en su corazón. Por esto toda persona que profesa ser creyente, toda persona que ha hecho un compromiso con Cristo tiene que llevar siempre la verdad. No es fácil, la Palabra de Dios no es fácil, pero si es vida. La Palabra de
Dios puede ser y es la diferencia en las vidas de toda persona.
Hermanos, el atalaya, el creyente, el predicador, que no suena la trompeta de alerta, el que no lleva la verdad, el que no diga las cosas tal como son, pues entonces no es un atalaya, no esta sirviendo a Dios como Dios quiere que le sirvamos.
Marcos 16:15-16 Y les dijo: Id por todo...
Para concluir. Tenemos que ser siervos fieles de Dios. Nuestra obra como el pueblo de Dios aquí en la tierra es algo muy serio. En nuestras manos se encuentra la diferencia entra la vida y la muerte de una persona o personas. Dios aborrece al maligno, pero restara la vida de toda persona que acude a El. Esta responsabilidad que tenemos no es algo que podemos hacer cuando tenemos ganas, no es algo que podemos hacer de vez en cuando, sino que tenemos que hacerlo en todo momento. Nunca dejemos de ser atalayas fieles de la Palabra de Dios. No dejemos que el enemigo nos aleje de Su voluntad y verdad.
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