EL MENSAJE DE MALAQUÍAS
1
El reproche, la amonestación y la promesa de Dios se dan con lenguaje inequívoco en Malaquías 3:8: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado?" El Señor responde: "En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado".
2
El Señor del cielo desafía a quienes ha suplido con su abundancia a probarlo. "Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde". (Mal. 3:10)
3
Este mensaje no ha perdido nada de su fuerza. Su importancia se renueva constantemente así como los dones de Dios se renuevan continuamente. No hay dificultad para comprender cuál es nuestro deber a la luz de este mensaje dado por medio del santo profeta de Dios. No se nos ha dejado para que tropecemos en las tinieblas y la desobediencia. La verdad se declara con toda llaneza, y todos los que deseen ser honrados ante Dios pueden comprenderla. El diezmo de todos nuestros ingresos es del Señor. Él coloca su mano sobre la porción que ha especificado que le devolvamos, y dice: Permito que uséis de mi abundancia después de haber apartado la décima parte y de haberme traído donativos y ofrendas.
4
Dios pide que su diezmo sea llevado a su tesorería Devuélvase esa parte en forma estricta, honrada y fiel. Además de esto él pide vuestros donativos y ofrendas. A nadie se obliga a presentar delante de Dios sus diezmos, donativos u ofrendas. Pero con la misma seguridad con la que se nos ha dado la Palabra de Dios, él requerirá lo suyo con 4 4 4. .. interés de la mano de cada ser humano.
Si los hombres, son infieles en devolver a Dios lo que le pertenece, si pasan por alto la comisión dada a sus mayordomos, no seguirán teniendo la bendición de lo que el Señor les ha confiado.
5
Dios ha dado a cada persona su obra. Sus siervos han de actuar en colaboración con él. Los hombres, si así lo prefieren, pueden rehusar relacionarse con su Hacedor; pueden negarse a entregarse a su servicio, y utilizar indebidamente los bienes que le fueron confiados; pueden dejar de ejercer frugalidad y abnegación, y pueden olvidar que el Señor requiere que le devuelvan una parte de lo que él les ha dado. Tales personas son mayordomos infieles.
6
Un mayordomo fiel hará todo lo que puede en el servicio de Dios; su gran preocupación será la necesidad del mundo. Comprenderá que el mensaje de verdad debe predicarse, no sólo en su propio vecindario sino en las regiones más alejadas. Cuando los hombres tienen este espíritu, el amor a la verdad y la santificación que recibirán mediante la verdad borrarán la avaricia, el engaño y toda clase de falta de honradez.- RH, Supplement, dic. 1, 1896.
Un atrevido repudio
7
"Entiendo que Ud. proclama también que no debemos pagar los diezmos. Hermano mío, ‘quita tus zapatos de tus pies’; porque el lugar donde Ud. está es tierra santa. El Señor me ha hablado con respecto al pago de los diezmos. El ha dicho: ‘Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa’... Muy recientemente se me ha dado luz directa de parte del Señor sobre este asunto, según la cual muchos adventistas del séptimo día estaban robando a Dios en los diezmos y las ofrendas, y se me reveló claramente que Malaquías ha declarado el caso tal como es en realidad. Luego entonces, ¿cómo osa algún hombre siquiera pensar en su corazón que una sugestión para retener los diezmos y las ofrendas viene del Señor? ¿Dónde, hermano, se ha descaminado Ud. de la senda? ¡Oh, encamínese de nuevo a la senda recta!" - TM 57.
Robando a Dios
8
El hecho de que vuestros nombres están inscritos en el libro de la iglesia no os convierte en cristianos. Debéis llevar vuestros donativos al altar de sacrificio, y colaborar con Dios al máximo de vuestra capacidad, para que por medio de vosotros él pueda revelar la belleza de su verdad. No retengáis nada que sea del Salvador. Todo le pertenece. No tendríais nada para dar si él no os lo hubiera dado primero.
9
El egoísmo se ha introducido y se ha apoderado de lo que le pertenece a Dios. Esto es codicia, lo cual es idolatría. Los hombres monopolizan lo que Dios les ha prestado, como si fuera de su propiedad, para hacer lo que les place. Cuando su capacidad para allegar riquezas es complacida, piensan que sus posesiones los hacen valiosos a la vista de Dios. Esto es una trampa, un engaño de Satanás. ¿De qué valen la pompa y la ostentación exteriores? ¿Qué ganan hombres y mujeres con el orgullo y la complacencia de sí mismos? "Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" (Mat. 16:26) La riqueza mundanal es efímera. Podemos obtener riquezas eternas únicamente por medio de Cristo. La riqueza que él nos concede escapa a todo cómputo. Habiendo encontrado a Dios somos supremamente ricos en la contemplación de su tesoro. "Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" ( I Cor. 2:9)
10
Formulaos esta pregunta: ¿Qué estoy haciendo con los talentos del Señor? ¿Os estáis colocando en una situación en la que se os pueden aplicar estas palabras: "Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado"? (Mal. 3:9)
11
Estamos viviendo en un tiempo de solemne privilegio y de cometido sagrado; un tiempo en el que nuestro destino está siendo decidido para vida o para muerte. Recuperemos nuestra sensatez. Vosotros que pretendéis ser hijos de Dios, llevad vuestros diezmos a su tesorería. Dad ofrendas en forma voluntaria y abundante, según Dios os haya prosperado. Recordad que el Señor os ha confiado ciertos talentos con los que debéis negociar diligentemente para él. Recordad también que el siervo fiel no se atribuye nada a sí mismo. Toda alabanza y gloria son dadas al Señor: Tú me entregaste tu depósito. No habría sido posible ganancia alguna sin que primero hubiese habido un depósito. No habría podido haber ningún interés sin un capital. El capital fue adelantado por el Señor. El éxito en los negocios procede de él, y a él pertenece la gloria.
12
¡Oh, si todos los que conocen la verdad obedecieran la enseñanza de esa verdad! ¿Por qué son tan ciegos los hombres que están en el umbral mismo del mundo eterno? Hablando en términos generales no hay escasez de medios entre los adventistas. Pero muchos adventistas no logran comprender la responsabilidad que les asiste de cooperar con Dios y Cristo en la salvación de las almas. No expresan ante el mundo el gran interés que Dios tiene en los pecadores. No aprovechan al máximo las oportunidades que se les conceden. La lepra del egoísmo ha entrado en la iglesia. El Señor Jesucristo sanará a la iglesia de esta terrible enfermedad si ella quiere ser curada. El remedio se encuentra en el capítulo 58 de Isaías.- RH, dic. 10, 1901
Un asunto serio
13
Es un asunto serio utilizar mal los bienes del Señor, robarle a Dios; porque al hacerlo se pervierte la capacidad de percibir y el corazón se endurece. Cuán árida es la experiencia religiosa y cuán confusa es la comprensión del que no ama a Dios con amor puro y sin egoísmo, y del que falla, por lo tanto, en amar a su prójimo como así mismo.
14
El gran día final revelará ante ellos y todo el universo el
bien que habría podido hacerse si ellos no hubiesen seguido sus
inclinaciones egoístas robando así a Dios en los diezmos y las ofrendas. Habrían podido colocar su tesoro en el banco del cielo y preservarlo en bolsas que no envejecen; pero en lugar de hacerlo, lo gastaron en ellos mismos y en sus hijos, y al parecer temían que el señor recibiese algo de su dinero o su influencia, y de esta manera acarrearon sobre sí pérdida eterna. Piensen ellos en el resultado de retener lo que es de Dios. El siervo infiel que no puso a interés el dinero de su Señor, pierde una herencia eterna en el reino de gloria. - RH, enero 22, 1895.
15
Defraudar a Dios es el delito más grande que un hombre pueda cometer; y sin embargo este pecado está muy arraigado y extendido.- RH, oct. 13, 1896.
Cada peso es imputado
16
¿Retendréis de Dios lo que le pertenece? ¿Alejaréis de la tesorería la porción que Dios reclama como suya? Si lo hacéis, estaréis robando a Dios, y cada peso será imputado contra vosotros en los libros del cielo.- RH, dic. 23, 1890.
Por que algunos pierden la bendición
17
Apresuraos, hermanos y hermanas, en devolver a Dios un diezmo fiel, y en llevarle también ofrendas de agradecimiento voluntarias. Hay muchos que no serán bendecidos hasta que restituyan los diezmos que han retenido. Dios espera que redimáis el pasado. La mano de la santa ley alcanza a cada alma que disfruta de los beneficios de Dios. Que los que han retenido el diezmo hagan un cálculo exacto y devuelvan al Señor lo que han robado de su obra. Haced restitución y llevad al Señor ofrendas de paz. "¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo" (Isa. 27:5). Si reconocéis que habéis obrado mal al apropiaros de sus bienes, y os arrepentís cabalmente, él perdonará vuestra transgresión.- RH, dic. 10, 1901
Se ha llevado oscuridad a las iglesias
18
Algunos dejan de educar a la gente en lo que se refiere al cumplimiento de su deber. Predican esa parte de nuestra fe que no despertará oposición ni desagradará a los oyentes; pero no declaran toda la verdad. La gente disfruta de su predicación; pero hay falta de espiritualidad porque no se satisfacen los derechos de Dios. Su pueblo no le da los diezmos y las ofrendas que le pertenecen. Este robo perpetrado contra Dios, prac-ticado tanto por ricos como por pobres, ha llevado oscuridad a las iglesias; y los pastores que trabajan con la gente y no les presentan la sencilla voluntad revelada de Dios, son puestos bajo condenación con la gente, porque han descuidado su deber.- RH, abril 8, 1884.
Se toma nota de toda retención egoísta
19
El Señor lee los pensamientos codiciosos en cada corazón que se propone retener lo que le pertenece. Dios ve a los que son egoístamente descuidados en pagar sus diezmos y en llevar sus donativos y ofrendas a la tesorería. El Señor Jehová lo com-prende todo. Así como se escribe un libro de memoria delante de él acerca de los que temen al Señor y piensan en su nombre, así también se lleva un registro de todos los que se apoderan de los dones que Dios les ha enviado a fin de que los usen para la salvación de las almas. RH, mayo 16, 1893.
El mayordomo infiel experimentará
una gran pérdida
20
La promesa hecha a los que honran a Dios de su sustancia todavía está registrada sobre las páginas sagradas. Si el pueblo del Señor hubiera obedecido fielmente sus directivas, la promesa se habría cumplido para ellos. Pero cuando los hombres pasan por alto las pretensiones de Dios establecidas claramente delante de ellos, el Señor permite que sigan sus propios caminos y cosechen el fruto de sus acciones. Quienquiera que se apodere para su propio uso de la porción que Dios se ha reservado está demostrando que es un mayordomo infiel. Perderá no sólo lo que ha retenido de Dios sino también lo que se le dio como suyo.- RH, feb. 4,1902.
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