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    El Rechazo

    El Rechazo

    Personas: 3 ó 4, un(a) joven , 1 ó 2 amigos(as) Jesús

      Jesús se pone atrás de la silla donde está sentado el joven y se queda ahí hasta el fin del drama con una expresión tierna en su cara, y observando lo que sucede.
    El joven se sienta en una silla junto a una mesa con teléfono en medio del escenario. El joven en voz alta dice que quiere seguir a Dios más fielmente. Se compromete a leer su Biblia, estudiarla, y ser más dedicado a las cosas del Señor. No va a ir a las fiestas con sus amigos porque se da cuenta que eso le hace decaer espiritualmente. Esa noche se queda en su casa dedicado a leer su Biblia. Suena el teléfono. Lo contesta y unos de sus amigos le invitan a una fiesta. Con varios pretextos dice que no puede, que tiene mucha tarea, que no puede salir etc. El joven lee Romanos 1:16 “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también el griego.” El joven habla en voz alta de lo que dice el versículo. Un amigo llega y simula que toca la puerta). Sin levantarse el joven sentado le da permiso que entre. Su amigo le invita a la fiesta de nuevo, diciéndole que van a disfrutar mucho, que las chavas, que la cerveza etc. El joven se queda sentado, y el amigo descubre que está leyendo su Biblia. Entonces se burla de él, y por fin se va. El joven lee Romanos 12:1,2 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” El joven sigue hablando en voz alta acerca de la necesidad de ser diferente y santo en este mundo, presentando su cuerpo como sacrificio vivo. Pero se nota que no está demasiado convencido de su decisión de quedarse… su actitud es más de obligación que de compromiso. El amigo regresa a la puerta, entra, y otra vez empieza a burlarse del joven, repitiendo los detalles de la fiesta, etc. Después de unos minutos de pretextos el joven decide ir a la famosa fiesta, y le dice que necesita un minuto para arreglarse. El “amigo” lo espera en su carro (se sale) mientras que el joven se arregla. Camina hacia la puerta y Jesús lo sigue. El joven da vuelta y le dice a Jesús “Mira, no puedes ir conmigo esta noche. Quédate aquí por favor” y pone a Jesús atrás de la silla. Se vuelve a ir y otra vez Jesús lo sigue. Otra vez el joven le dice que no puede ir porque no va a estar a gusto donde va a ir él. Otra vez le pone atrás de la silla. Por tercera vez el joven se sale y otra vez Jesús lo sigue. Esta vez el joven se enoja, y tomándolo de los hombros le dice a Jesús–No te lo voy a decir más, No puedes ir conmigo–con voz exclamativa. El joven se va rápido con su amigo y deja Jesús sólo y muy triste. (Luego, como si se regresara el tiempo, hasta donde el amigo toca por segunda vez la puerta del joven, se repite lo que sigue) El amigo regresa a la puerta, entra, y otra vez empieza a burlarse del joven, repitiendo los detalles de la fiesta, etc. El joven se mantiene fiel, y le responde a su amigo que no podría deshonrar a Jesús en ir a la fiesta ya que Dios es un Dios santo. Después de un rato de insistir y burlarse, el “amigo” se enoja y da por terminada su amistad, dirigiéndose a la puerta para irse, el joven trata de suavizar las cosas y mantener su amistad (realmente le duele perder a su amigo). Después de unos segundos, Jesús deja su lugar atrás de la silla y abraza al joven, él voltea y sonríe con Jesús y así termina el drama. Rod and Mayra Fry

    El Hombre

    El Hombre

      Personajes: Hombre (vestido llamativamente) La Muerte (Vestido de negro, maquillaje acuerdo al personaje. Lleva en una de sus manos una camisa blanca y otra negra.) Monólogo del Hombre: (eufórico) -¡Hola! ¡Muy buenas noches público presente! Permítanme presentarme: Yo soy el hombre, el protagonista de la historia. ¿Qué? ¿No me reconocen? Franz Kafka en su libro La Metamorfosis escribió sobre mí: “¡Yo soy una cadena que no se puede romper, una muralla que no se puede derribar.” Ése soy yo! ¡Luchando! ¡Peleando! ¡Cayendo! Pero volviéndose a levantar en pos de la gloria y la conquista! Así lo hizo Alejandro Magno con su hueste de valientes cuando desde Macedonia hasta las orillas del río Indo levantaron un imperio. O cuando Julio César cruzando el Rubicón lanzó la famosa frase que perdura a través de los tiempos: “Vini, vidi, vicci” que traducido es: Vine, ví y vencí. ¡Ah! El hombre no sólo se conforma con conquistar imperios sino que se lanza a la aventura de la conquista del espacio. Desde Julio Verne, el afamado escritor francés de ciencia-ficción, hasta las sondas que se envían al planeta Marte; sin olvidar del momento cumbre cuando Neil Amstrong el primer hombre que pisó la luna dijo desde nuestro satelite natural a todo el mundo: ¡Gente de todos los pueblos! Hoy es un pequeño paso para el hombre, pero un gran paso para la humanidad. ¡Que frase! ¡Que frase! Y no nos olvidemos de los grandes literatos y sabios de la historia. Desde Homero (no el de los Simpson) hasta Truman Capote. Desde “La Divina Comedia” de Dante hasta “Un mundo para Julius” de Bryce Echenique. Recordemos a Shakespeare; el gran dramaturgo inglés. En su obra cumbre: “Hamlet” lanza a los cuatro vientos el pensamiento existencial que siempre ha rondado al hombre desde tiempos inmemorables: “Ser o no ser… That´s in the question” ¡Ah! Y no nos olvidemos del amor. El amor, el amor… Sigamos con shakespeare y apasionémonos unos instantes con: “Romeo y Julieta” Porque… ¿Qué hombre no tiene su Julieta… aunque sea chata, gorda, chueca, tuerta, bizca? ¡Cuándo hay amor nada importa! …. y si es bizca… ¡Mejor! Si, si! Así lo era Julieta, el personaje creado por Shakespeare. ¿Acaso desde su ventana no dijo? “Oh Romeo! Romeo! ¿Dónde estás que no te veo? (pone ojos torcidos, mira al público) ¡Ah! Él hombre! No me quiero olvidar de esas frases célebres que salieron inspiradas desde la mente de tantos humanistas y librepensadores. Recordemos a René Descartes, famoso maestro existencialista. Él fue el padre de la filosofía cartesiana. Viviendo en Paris, sentado en la Rue Perignon a orillas del Sena exclamó la siguiente frase en latín: “Cogito, ergo sum” “pienso, luego existo” ¡Qué frase! Otra frase célebre fue la de un político que no recuerdo ahora su nombre, ni el lugar dónde lo expresó y mucho menos las circunstancias. Él dijo: ¡Joven, si tienes entre 19 y 21 años!…. ¡Tienes 20! O esta no menos realista: “Estamos al borde de un precipicio, pero con la ayuda de todos … daremos un paso adelante” (mientras habla aparece La Muerte) –Silbando la marcha fúnebre Mira hacia el público, luego mira al Hombre. La muerte: - ¡Juan José Álvarez Román! (Mas fuerte) ¡Juan José Álvarez Román! Hombre. –Si soy yo, hombre pero aguante un momentito me está interrumpiendo. Déjeme terminar. (Mirando al publico) Como les decía: El hombre… muerte:- ¡Juan José Álvarez Román! ¡Camisa negra! ¡Condenación! Hombre:- ¿¡Qué cosa?! Déjese de embromar caballero (se ríe) ¿De donde salió usted? No me haga exaltar! ¡No sea que salga de mí la bestia que todos tenemos! Además ya le dije que estoy en este auditorio disertando sobre las cualidades del hombre a través de la historia, sus logros, sus sueños (lo interrumpe la muerte) Muerte:- ¿¡y usted cree que lo están viendo o escuchando? Usted hace unos minutos tuvo un infarto. Usted… Está ….Muerto.! Hombre: ¡Muerto!? (risa) ¡No me haga reír por favor! Muerte: ¡Vamos! Compruebe usted mismo lo que le estoy diciendo. Vea! (hombre se acerca un poco a la gente y hace movimientos rotatorios con sus manos) (Nerviosismo en el hombre) Hombre: ¿quién es usted? (intenta tocar a la muerte, pero reacciona inesperadamente con temor al toque de sus manos en la muerte) Muerte: - ¡Juan José Álvarez Román! ¡No me haga perder más de mi valioso tiempo! ¡Tome su camisa negra! Hombre:- (mirando la otra camisa que lleva la muerte) - ¿y para quien es la otra camisita blanca y tan bonita? ¿No se habrá equivocado? (intenta tomar la otra camisa que por supuesto es impedido por la muerte) Muerte: Esta camisa no es para usted (mira la camisa y después hacia el público) ¡Esta camisa es para los que creyeron! Hombre:-¿ para los que creyeron? Muerte: ¡Así es! Hombre: ¿Para los que creyeron en que? Muerte:- Para los que creyeron en Jesucristo e hicieron su voluntad. Hombre:- ¡Ah! Hubiera empezado por allí je! Yo sí creo, desde chiquito. No me he perdido ni una procesión cada vez que necesitaba algo, por ejemplo sacar la tinka le prendía una velita a San Cayetano. Si era ganar el favor de una chica a San Blas, o si era por un mejor trabajo a San Pancracio. Si! ¡Y en octubre mi color es el morado! (muestra que lleva debajo un polo morado) (Nota: esto es en el caso del Perú, otros países corregirán el guión de acuerdo a sus costumbres religiosas) Muerte:- (casi gritando) ¡y quien le dijo que eso es hacer la voluntad de Dios!? Hombre:- ¡Déjeme terminar! Siempre he ayudado a los más necesitados. He intentado hacer el bien a diestra y siniestra yo… (lo interrumpe la muerte) Muerte:-La voluntad de Dios no tiene que ver con ganarse el cielo con esfuerzos humanos. Los esfuerzos del hombre por llegar a Dios siempre han sido infructuosos ¡y hasta desastrosos! El hombre siempre chocará con una barrera infranqueable Hombre: ¿Barrera infranqueable? Muerte: ¡Sí! Se llama pecado, que no es otra cosa que errar el blanco, apartarse del camino! Y lo paga de todo eso es… la muerte! Hombre: (ojos al vacío) ¿muerte? ¿Muerte? ¿Muerte? Muerte:- ¡Si y condenación perpetua! Hombre: (mirando al publico señalando a personas) -¿y qué de ellos? ¿Por qué no va a ellos? (desesperación) ¡Déjeme tranquilo!! Muerte: Ellos también van a pasar por esto. Dependiendo de las decisiones que tomen en el camino van a recibir; vida eterna en la presencia de Dios (muestra la camisa blanca) o condenación y sufrimiento (Muestra la otra camisa) ¡Pero usted ya tuvo oportunidades! Camisa negra Condenación! Hombre (desesperacion en su expresión) ¡¡¡No!!! Deme una oportunidad por favor, por lo que mas quiera (llora) Muerte:- ¿Oportunidad? Si oportunidades hubieron y a montones: 3 de febrero de 1974: Su padre en el lecho de muerte le imploró que aceptara como su Señor y Salvador a Jesucristo. Quería verlo a usted con su vida cambiada por el amor de Dios antes de que muriera para partir a la presencia de Dios. Usted, ¡usted culpó a Dios por la enfermedad de su papá! 13 de septiembre de 1975. En la universidad su compañero Carlos Estévez, cristiano; le compartió del evangelio cientos de veces. ¿Se acuerda como se reía y burlaba de él? 15 de septiembre de 1976 Su abuelita le regaló una Biblia. Ella le dijo que en ella iba a encontrar usted todas las respuestas para los interrogantes que pudiera tener. Que en Su Palabra iba a encontrar la luz ¿Sabe que hizo usted? La dejó empolvar en un sucio baúl. ¿Sigo? Hombre: (llorando y lamentándose) NOOOO! Muerte: Camisa negra Condenación! (se la da entre sus manos) Hombre: (cae de rodillas con la camisa entre sus manos. Va cayéndose despacio y lanza un grito desgarrador) Muerte: (Recoge la camisa negra la estira con esmero yendo hacia el público se para ante una que otra persona y desaparece FIN Por: Alberto Fandiño Cammay

    El Diablo en el Culto

    El Diablo en el Culto

        Contexto: Un cristiano camino al culto se encuentra con el diablo, el cual también va a la Iglesia… ocurre algo totalmente desconcertante. Escena 1 (Ocurre el encuentro en el camino) Cristiano: (Dudoso) ¿Tú eres el diablo? Diablo: (Con altanería) El mismo, aunque mucho más guapo que en las fotografías. Cristiano: Y ¿Qué estas haciendo? Diablo: Voy camino a visitar un grupo muy interesante de personas. Cristiano: Y ¿Dónde vas? Diablo: Voy a la Iglesia Cristiano: (Exaltado) ¡A la Iglesia! Diablo: Sí, me encanta asistir los días de culto. Toda la familia se junta, personas de diferentes lugares se meten como sardinas en una casucha a alabar a su Dios (burla)… Cristiano: Pero como vas a la Iglesia, allí se te combate… ¿Que vas a hacer? Diablo: Voy a defender mis intereses… o no puedo defenderme donde se me combate. Cristiano: Pero como vas a defenderte si tú eres Satanás. Diablo: (Burla) ¡Que ingenuo eres!… Tengo mil y una maneras de defenderme, recuerda soy el “Príncipe de este Mundo” Cristiano: Entonces debes tener algunas estrategias de ataque. Diablo: Por supuesto… mira, por ejemplo… el domingo por la mañana provoco un contratiempo en la familia, “una cosa cualquiera”: el desayuno retrasado, un botón que se pierde, el cuello de la camisa mal planchado, una mancha en el pantalón o en la falda… esto es suficiente para poner de mal humor a toda aquella gente que quería ir contenta al culto. Después llegan así a la Iglesia y ¿crees que sacan algún provecho? (se ríe con sarcasmo)… Cristiano: (Enojado) Tú si que eres malo, como puedes hacer esto. Diablo: Solo cumplo con mi naturaleza. Cristiano: Pero eso solamente puedes hacerlo antes de entrar a la Iglesia, porque dentro de ella no te puedes meter en nada. Diablo: (Se ríe) ¡Que inocente! “Hasta me siento en el trono de Dios”, crees que no tengo poder. Nada más escucha… Una vez en la Iglesia hago que alguien llegue tarde, que un niño llore, que se caiga un instrumento, que alguien estornude, que otro entre y golpee la puerta al entrar, esto ya es suficiente para más de la mitad de la Iglesia se de vuelta a mirar quién a llegado… Ah, y casi se me olvidaba, traigo conmigo algunos “pensamientos extraños” que regalo por ahí a los mas distraídos. Cristiano: Eres realmente despreciable. Diablo: Gracias, es un halago para mi… y si quieres amarme más te cuento que cuando el culto termina, realizo algunas maniobras evasivas para que algunos no se saluden y solo con eso ya sembré la semilla del rencor en sus corazones. Cristiano: Porque no nos dejas tranquilos y en ves de estar en la Iglesia te vas a otos lugares. Diablo: Para que si todo lo demás ya esta bajo mi control, las fiestas, los bailes, estoy en la TV, en la radio, en las revistas, en los amigos, en las drogas, casi todo esta bajo mi dominio… es por eso que vengo a la Iglesia, es justamente el lugar que no tengo el dominio y donde más se me ataca. Solo defiendo mis intereses. Cristiano: Puedes hacer todo lo que quieras. Puedes hacerte llamar “El príncipe de este mundo”, pero en el que nosotros creemos es el “REY de REYES y Señor se Señores, el León de la tribu de Judá, el Alfa y la Omega, El principio y el fin… confiamos en aquel que dijo “yo he vencido al mundo” y en él somos más que vencedores. Diablo: Lo se, lo se, y es por eso que tengo que actuar rápido, mi tiempo se esta acabando… hoy reconozco has ganado, pero mañana será otro día, y te puedo asegurar que vendré aún con más fuerzas para derrotarte (Sale corriendo vencido) Cristiano: (Con autoridad) Si quieres puedes inténtalo una y mil veces, pero no te resistiré en mis fuerzas, sino que en las del Dios Todopoderoso… puedes venir, pero te venceré… Alguien fuera del escenario dice: “Vestios de toda armadura de Dios para que podrais estar firmes contra las acechanzas del Diablo.” Por Andres Alejandro Santibanez Ordenes

    El Ciego

     Por: Stalyn Castro  Personajes: + Un ciego + Un atleta + Un vendedor de hamacas + Un Chico Fresa + Un vendedor de trapeadores + La esposa del ciego * Aquí puedes agregar o quitar personajes según tu creatividad…. Primero hay que colocar a los muchachos sentados en el suelo y en forma de “U” (Esto es opcional, como ustedes crean conveniente) Luego entra el ciego y se para en medio de todos de manera que esté hacia el frente del público, se queda viendo hacia un punto fijo, este punto tiene que verse hacia arriba como si estuviera viendo una estrella, un foco o algo que esté en alto. (El ciego no debe de usar lentes oscuros.) Despues de unos segundos entra el atleta haciendo sus ademanes, como en un entranamiento cualquiera, por ejemplo si fuese un boxeador, como que reta al ciego, este NO SE MUEVE POR NADA, NI SE RIE, TAMPOCO LO MIRA, (PORQUE ES UN CIEGO) el atlta empieza a observar qué esta viendo el ciego, y se queda inmovil a su lado y viendo a la misma dirección. Segundos después entra el vendedor de hamacas, corriendo la misma suerte que el atleta. Segundos después entran los siguientes, uno por uno, hasta que todos van quedando al lado del ciego y viendo hacia la misma dirección. Al final entrará la esposa del ciego con un bastón, llega se lo da al ciego en la mano, ella le agarra la otra mano y se lo lleva… Segundos después se mueven los otros enojados y se van…. FIN…. Luego lo puedes explicar incluso llevar a los cipotes a un momento de reflexión y oración….

    El Chisme Va Creciendo

    El Chisme Va Creciendo

    Contexto: Se trata de una vecina que escucha una "supuesta" pelea, luego se va y se lo cuenta a otra y esa a otra y esa a otra, transformándose en un verdadero chisme. Personajes El: Esposo Ella: Esposa Vecina 1 (En lo posible sin nombres, sólo el apelativo) Vecina 2 (En lo posible sin nombres, sólo el apelativo) Vecina 3 (En lo posible sin nombres, sólo el apelativo) * Toda la actividad se realiza en un mismo cuadro escenográfico Escena 1 (única) El: Qué te parece si ensayamos ahora la obra teatral para la reunión especial de la iglesia. Ella: Bueno, pero trata que salga lo más real posible. El: Empezamos de la parte de los conflictos familiares. Ella: Bueno yo empiezo... atento... luz, cámara, acción. (En eso llega la vecina, pero no alcanza a golpear y se queda mirando por la ventana) Ella: Así que otra vez llegando tarde. El: Y qué, acaso tengo que pedir permiso para salir. Ella: Por lo menos avísame... para algo que me tomes en cuenta. El: Mira mejor cállate y vámonos a acostar. Ella: ¿Que me acueste contigo en esas condiciones? Estás loco, mira estás hediondo, sucio y pasado de tragos y de otras cosas más. El: Conque viendo cualidades, muy bien, acaso no te has visto en el espejo, te pusiste gorda, fea, idiota, vieja y sobre todo peluda. Ella: Lávate esa boca con jabón antes de hablar así de tu santa esposa. El: Me la lavo, pero voy a dejar un poquito para que te aproveches de lavarte los pies. Ella: Eres un insolente maleducado. El: Y tú una vieja. Ella: Hediondo. El: Fea. Ella: Flojo. El: Guatona. Ella: Poco hombre. El: Histérica. Ella: Viejo verde. El: Peluda. Ella: Sabes no te aguanto más, ¡me voy a vivir con mi mamá!. El: Ándate a vivir a la punta del cerro si quieres, pero te digo una cosa, si te vas de aquí, no vuelves más. Ella: Y quien te dijo que me voy a ir, si yo voy a traer a mi mamá a vivir acá. El: Esta si esta buena, apenas me la puedo contigo y encima me traes a mi suegra. Ella: Mañana mismo la llamo. El: Me importa un pito. Ella: Mira, mejor cierra la boca, báñate y acuéstate. El: No me digas qué hacer. Ella: (Se va y le hace un desprecio) El: (Espera un poco y dice...) Me voy a bañar y me acuesto. (Cuando todo quedó solo la vecina pone cara de copuchenta y se va) (Luego sale el matrimonio) El: Te pasaste, te salió súper bien. Ella: A ti igual... Dios quiera que esta obra sea de bendición. El: Ojalá los hermanos puedan entender que estas son precisamente las formas en que un matrimonio no se debe tratar. Ella: Espero en Dios que lo entiendan. El: Oye hablando de suegra por qué no vamos a ver a tu mamá. Ella: Bueno le va a gustar mucho vernos. El: Vamos, en el camino compramos algo para llevar. Ella: Bueno, vamos, mi amor. (Se van) (Casa de la primera vecina... entra de prisa y luego los respectivos saludos) Vecina 1: Hola vecina, ¿cómo está? Vecina 2: Bien, pero pase no se quede ahí... cuénteme a qué se debe su visita. Vecina 1: Mire venía a pedirle prestada una tacita de azúcar. Vecina 2: Ningún problema se la doy al tiro. Vecina 1: Muchas gracias, pero antes quiero contarle algo... verá usted, no es por andar pelando pero sabe que vi al matrimonio evangélico de la esquina que estaban peleando. Vecina 2: ¿Sí? Me parece una familia muy feliz. Vecina 1: Mire no es por chismear, pero hace un rato vi que estaban peleando tupido y parejo. Él había llegado tarde y ella estaba muy enojada. Vecina 2: Es típico de los hombres. Vecina 1: Estaban póngale y póngale... él la trató de fea, gorda, idiota, vieja y lo peor de todo es que le dijo peluda. Vecina 2: Entonces que le cuesta a esa mujer depilarse un poquito. Vecina 1: No sé... pero es más, ella le dijo borracho, infeliz y poco hombre. Vecina 2: Claro yo conozco hombres así. Vecina 1: Si usted hubiera visto, fue algo espantoso, yo no hubiera querido escuchar nada, pero se me enganchó justo la falda frente a su ventana y vi todo, todo. Vecina 2: Quien diría lo que escondían esos rotitos. Vecina 1: Vecina no le cuente a nadie, que sea un secreto entre las 2. Vecina 2: No se preocupe soy tumba, tumba. Vecina 1: Bueno muchas gracias por el azúcar. Vecina 2: No se preocupe, chao vecinita... (Se va la vecina chismosa y queda la dueña de casa, que dice...) Vecina 2: Qué increíble, justo a mí también se me terminó el azúcar voy a pedirle a mi otra vecina a ver si me presta un poquito. (Casa segunda vecina) Vecina 2: Hola vecinita. Vecina 3: Hola vecina, pase, dígame en qué le puedo servir. Vecina 2: Venía a pedirle una tacita de azúcar que me preste. Vecina 3: Ningún problema. Vecina 2: Gracias... pero antes quería contarle algo. Vecina 3: Dígame, soy toda oídos. Vecina 2: Mire, no es por pelar, pero sabe que el matrimonio evangélico de la esquina se agarró de las mechas. Vecina 3: Yo sabía que algún día algo les iba a pasar, nada puede ser tan perfecto. Vecina 2: Si viera cómo se trataron, ella lo insultó, le tiro unos platos por la cabeza, lo correteó a escobazos por la casa y cuántas otras cosas más. Vecina 3: Mira tú, quien diría eso de la evangélica. Vecina 2: Sí, y es más, él la agredió física, verbal y sicológicamente. Vecina 3: No me digas. Vecina 2: Sí te digo... la agarró de las mechas, la arrastró por toda la casa, le metió la cabeza a la taza del baño y le pegó 2 palmadas en el trasero y lo peor de todo es que le dijo peluda. Vecina 3: Qué hombre más malvado. Vecina 2: Realmente un descarado. Vecina 3: Si no me lo cuentas tú no lo creería. Vecina 2: Es lamentable pero es así, yo jamás te mentiría. Vecina 3: Lo sé y es por eso que confío tanto en ti. Vecina 2: Lo único que te voy a pedir es que no le cuentes a nadie. Vecina 3: No te preocupes yo soy más callada que una foto, así que no te preocupes. Vecina 2: Oye, y la taza de azúcar. Vecina 3: Verdad, se me había olvidado. Vecina 2: Es que con tanta conversa. Vecina 3: Tienes razón... aquí esta. Vecina 2: Muchas gracias. Vecina 3: No hay de qué, y cuando quieras conversar de nuevo, mi casa es tu casa. Vecina 2: Gracias... chao. Vecina 3: Chao. (Una vez que su amiga se va la llaman por teléfono y comienza una comunicación con un receptor ficticio) Vecina 3: Haló. Vecina 3: Hola, ¿cómo estas?... oye supiste la última. Vecina 3: No es por pelar pero los evangélicos de la esquina se agarraron a puñete con tuti... hasta parece que uno fue a dar al hospital. Vecina 3: ¿Cómo que no sabías?... si se escuchaban los gritos por toda la población... no viste la sangre... Vecina 3: Mejor nos vemos en el centro de madres y ahí te cuento todo con lujo y detalle... Vecina 3: Nos vemos... chao. OFF: El chisme es semejante a una gran bola de nieve, que a medida que avanza más crece... entonces si es así, tengamos cuidado a dónde va a caer... Santiago 3:3-6 "3He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. 4Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. 5Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 6Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno."
    Por Andres Alejandro Santibane Ordenes
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